La generación de contenido relevante es clave en el quehacer diario de los responsables de comunicación. Nos dedicamos a contar historias que resulten atractivas y originales para distintos grupos de interés y ésta es una labor que requiere tiempo y dedicación. Un profesional nunca debería ponerse a redactar reportajes o post sin haberlo meditado antes. De hecho, como toda labor, la creación de contenido cuenta con un proceso que consta de varias fases: planificación, producción, edición, distribución y análisis.
Además de seguir estas etapas, hay que saber distinguir y elegir la mejor herramienta o manera de llegar al target. Mediante notas de prensa, reportajes, artículos o entrevistas, me acerco a los periodistas con contenido destinado al mass media que espero les resulte atractivo a ellos, en primer lugar, después a sus jefes y, al final, a sus lectores, oyentes o televidentes. A la hora de crear este contenido para los medios de comunicación, siempre intento ponerme la “chaqueta del periodista” para poder “pensar como ellos”. Cuanto más me acerque a sus necesidades, sus intereses, sus tiempos y formas de hacer, más posibilidades tendré de acertar a la hora de distribuir esa nueva historia.
Algo similar ocurre cuando se genera contenido para canales sociales. Una vez analizado el público objetivo, sus intereses y necesidades, se estipula qué y cómo comunicar. En este caso, habitualmente el target suele ser más heterogéneo, y por lo tanto, difícil de contentar. Pero, ¿qué es lo que hace que un post se viralice y otro similar no genere interés? ¿qué provoca que una noticia pase desapercibida y otra se expanda como la pólvora? Es la pregunta que todo especialista en comunicación se hace a diario y estas son algunas de las claves a seguir para que el contenido que se comunique resulte relevante:
–Actualidad: si el tema a tratar está relacionado con la actualidad, existen más opciones de que resulte relevante.
–Sencillez: aunque parezca obvio, es imprescindible que el texto no resulte complicado para el público objetivo, que se comprenda fácilmente.
–Diferenciación: hablar sobre lo que todo el mundo habla no es noticia. La historia siempre debe contener algo que la haga diferente e interesante.
–Imágenes: la imagen tiene especial relevancia en el contenido social. Un texto siempre debe ir acompañado de una fotografía que aporte no solo información, sino que resulte agradable a la vista, y que vaya en línea con los objetivos de comunicación establecidos. Las infografías también son un recurso muy explotado a día de hoy, por su valía como representación visual y gráfica que simplifica y resume la historia de manera atractiva e inmediata.
–Listas: redactar el contenido en forma de listas siempre facilita la lectura. Es cierto que a día de hoy nos cuesta leer artículos largos con párrafos interminables y grises en los que nada resalte y que no facilite la lectura rápida que tan en boga está. Por lo tanto, contar con este tipo de contenido favorece que se comparta. Y sin son listas de 10 elementos, mejor que mejor, ya que son los que mejor funcionan.
–Emociones: los expertos aseguran que hay tres emociones que hacen que nuestro cerebro nos anime a compartir un contenido y que mejor funcionan en la viralización: la risa, la sorpresa y el entretenimiento. En cambio, las menos efectivas y rentables en estos términos son la tristeza y la rabia, por lo que se recomienda evitarlos a toda costa.
–Temporalidad: lo más probable es que el contenido se comparta en diferentes redes sociales. Para sacarle el mayor provecho y obtener más visitas, es recomendable tener en cuenta cuál es el mejor momento de la semana y del día para realizar las publicaciones en cada canal.
Photo credit: Niklas Wikström via Foter.com / CC BY-NC