speech
En España la educación está basada en el pensamiento lógico, dando menos importancia al pensamiento creativo, ese que nos ayuda a diferenciarnos a los unos de los otros, que nos hace especiales y por lo que se nos recuerda. Más aún cuando hablamos de personas que deben hablar en público, profesionales que se enfrentan a menudo a los medios de comunicación en los que es básico acertar en el mensaje para que cale en la audiencia.

Ante los discursos rígidos y bien aprendidos de antaño, hoy hacen falta líderes que lleguen a su público, mensajes que cuajen en un momento de animadversión hacia los empresarios y sobre todo hacia los políticos, profesionales para quienes ofrecer una imagen de naturalidad y confianza es más necesario que nunca. Hablar en público es la asignatura pendiente de muchísimos directivos y políticos de este país, que en la gran mayoría de las veces optan por improvisar o encorsetar sus discursos para vencer el miedo escénico y no perder el control de la situación. Pero ¿son conscientes del efecto que tiene esta falta de preparación en la emisión de sus mensajes? Saber lo que se dice y comunicar con confianza repercute directamente en la imagen que la empresa transmite, un valor poco tangible, tremendamente sencillo de perder y complicado de recuperar.

Para ofrecer una buena imagen, es básico disponer de capacidad de empatía y ser natural, que nada tiene que ver con la improvisación. Hay que ser capaz de dominar la voz, el cuerpo, y prepararse bien el discurso. Porque el arte de la oratoria no se adquiere de un día para otro: muchas horas de ensayo y contar con profesionales que nos ofrezcan pautas y consejos son clave para llegar a buen puerto. Como parte de un equipo profesional de consultores de comunicación, en varias ocasiones tuve la oportunidad de impartir formación a directivos. Recuerdo que la primera vez llegué a casa con la siguiente conclusión: la formación en portavocía debería estar mucho más arraigada y formar parte de las asignaturas de otras carreras universitarias, además de las relacionadas con la comunicación.

Una persona es lo que expresa, por lo que transmitir el mensaje de la mejor manera posible es primordial. La fluidez verbal, la elocuencia, las pausas, el ritmo o el tono se pueden trabajar y, por tanto, mejorar para conseguir una buena oratoria que permita ofrecer la mejor imagen posible de uno mismo. Ya lo decía Sócrates: “habla para que te conozca”.

2 comentarios

  1. Estupenda reflexión.
    Tod@s hemos conocido a algún Presidente, Director General, etc. que su asignatura pendiente es la capacidad de comunicar. Al menos que se dejen asesorar. Puedes ser un gran gestor pero no tener capacidad de oratoria. No es grave, todo se entrena y nadie es perfecto!! 🙂

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